Todos la conocen, y todos saben cómo es. Salir con ella y no experimentar una aventura es casi imposible. Aprovechando que su apellido es Melgares y que ella vive inmersa, y provoca, numerosos "percales" es lícito que cambie su sobrenombre a esta palabra y se aproveche este juego lingüístico que nos ha puesto en bandeja el idioma español.