Al Honorable Jurado
Premio Nacional de Educación
Presente.
Tenemos el agrado de presentar a Juan Eduardo García-Huidobro Saavedra al Premio Nacional de Educación del presente año, en consideración a sus notables méritos. Su trayectoria lo ha llevado a ser un actor relevante de la educación en Chile de estos últimos 40 años. El candidato ha sido precursor en levantar tempranamente los argumentos de una educación más justa, inclusiva y de calidad para todos, como requisito para avanzar hacia una sociedad democrática, en la que todos nos reconozcamos como iguales en derechos y en ciudadanía.
Su trayectoria es elocuente al respecto. Profesor de aula, educador popular, profesor universitario, investigador, director de programas gubernamentales y asesor internacional. A fines de los años 60 y principios de los 70, trabaja como profesor de escuela y más tarde como educador popular en el CIDE en el contexto de la emergencia del pensamiento pedagógico de Paulo Freire. En los años 80 forma parte de la generación de intelectuales que criticaron al régimen militar, oponiéndose a las transformaciones del sistema escolar impuestas en ese momento, y a la exoneración de profesores. En la década del 90, con la recuperación de la democracia, su rol de educador e intelectual lo plasmó desde el Estado trabajando en el Ministerio de Educación. Creador, entre otros, del Programa de las 900 escuelas, García Huidobro lideró el compromiso del Estado por atender a las necesidades educativas de los más pobres del país a través de una propuesta pedagógica innovadora y transformadora. Desde los 2000, se integra a la Universidad Alberto Hurtado a crear una Facultad de Educación, a formar docentes, investigar temas relacionadas a la política y a la justicia social, y a levantar el debate y proponer medidas para eliminar la segmentación y la inequidad en el sistema educativo.
El docente y la educación popular. La educación y su desarrollo es para el nominado una opción de vida. García Huidobro filósofo y docente, entre los años 1964 a 1972 se desempeñó como profesor en el colegio San Ignacio de Alonso Ovalle y del Liceo Alemán, además de trabajar como asesor pedagógico en la Federación de Colegios Particulares (FIDE). Desde el año 1969 se incorporó al CIDE, donde contribuyó a pensar la educación chilena en los espacios no formales y reactualizó la pregunta por la justicia escolar de la década anterior. Participa activamente de la emergencia de la educación popular, trabajando con Paulo Freire en Chile y formando parte de la primera generación de maestros del CIDE. La reflexión y producción está referida a la educación popular, entendida como un componente educativo que se genera en las organizaciones sociales de base, que centra su preocupación en la promoción, los derechos y el desarrollo social de comunidades y familias y que se aborda con la elaboración teórica, el diseño de metodologías de trabajo personal y grupal y la producción de materiales educativos.
Pensador e investigador. García Huidobro es doctorado en la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica, en Ciencias de la Educación y en Filosofía (1976). Durante los 70s y 80 realizó diversos estudios sobre la relación entre educación, política y cultura y contribuyó a generar el concepto de comunidad escolar, como lo entendemos hoy. Posteriormente, continúa ahondando en temas de política educativa, centrada principalmente en temas de justicia, educación y en la relación educación y democracia. Esta línea tuvo un apoyo inicial de la Fundación Guggenheim y posteriormente ha contado con el apoyo de la Fundación Ford. Hoy forma parte la línea de estudio sobre política educativa en el CEPPE (Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación) que aborda las consecuencias de la regulación de cuasi-mercado en los sistemas educativos y el horizonte normativo de la educación en el siglo XXI.
Formador de formadores. Durante los años 70s y 80s García Huidobro fue formador de profesores en la Universidad Católica de Chile y en programas del CIDE para educadores populares, profesores e investigadores en educación. Luego de la década de los 90 en que trabaja en el Estado, vuelve al mundo académico y funda la Facultad de Educación que integra al CIDE en la universidad jesuita Alberto Hurtado. Fue el momento de proponer nuevas ideas para la formación docente y el rol de las universidades en el mejoramiento de la educación. Su visión de la formación inicial de docente se plasma en las carreras de la Facultad y se distingue por la relación entre formación y establecimientos educacionales y por su carácter dual. En este itinerario el nominado se ha dedicado a formar docentes, magísteres y doctores en universidades nacionales, como también internacionales, tales como Universidad Católica de Lovaina (Bélgica), University College of Cardiff (Wales), Université de Sherbrooke (Canadá), Universidad de San Andrés (Buenos Aires, Argentina).
La política pública desde dentro y fuera del Estado. Los años 90 fueron tiempos de creación, puesta en marcha de ideas nuevas y reorganización del sistema escolar. En marzo de 1990 García Huidobro fue convocado por el gobierno democrático al Ministerio de Educación y se integra al equipo que lidera la reforma educacional durante esa década. Su aporte a las políticas públicas en educación se manifiesta en articular pensamiento y acción para el desarrollo de una educación más justa y una escuela más equitativa. En ello lidera el diseño y ejecución de políticas de mejoramiento de la calidad y equidad de la educación. De manera más específica, ello incluye el diseño y dirección del Programa de las 900 Escuelas (1990-1994), la Coordinación nacional de Educación Básica del Programa de Mejoramiento de la Calidad y Equidad de la Educación, MECE Básica (1992-1994), la dirección de la División de Educación General del Ministerio de Educación (1994-2000), la preparación del Programa de Educación y Capacitación Permanente (2000-2002). Los temas de calidad y equidad fueron los ejes de todos los programas ministeriales y fue justamente, uno de los personajes clave en sistematizar y analizar esta experiencia, comunicándolo a través de libros, artículos y numerosas ponencias en el país y en el extranjero.
En todos estos años de debates y cambios cruciales, Juan Eduardo sigue siendo un actor convocado, consultado e invitado a participar de comisiones, mesas de conversación y espacios de diálogo, pues distintas generaciones aprecian su pensamiento y profundo compromiso con la justicia educativa. Su voz de ha hecho sentir profundamente en el debate educacional chileno en los últimos ocho años. En los años 2003 y 2014, ha hecho aportes al debate sobre el mejoramiento del SIMCE en Comisiones ministeriales nombradas para ese propósito. El año 2006, por encargo de la Presidenta de la República, le correspondió presidir el Consejo Asesor Presidencial para la Calidad de la Educación. En todos estos grupos de trabajo ha dejado testimonio de su compromiso con una educación de calidad para todos y todas.
Aporte a América Latina. En el ámbito internacional ha contribuido de manera destacada al desarrollo del movimiento latinoamericano de reformas educativas para mejorar la calidad y equidad de la educación. Se destaca en ello las asesorías a distintos organismos internacionales: CELADEC en Perú (del Consejo Mundial de Iglesias); Convenio Andrés Bello; UNESCO-OREALC, UNICEF, NOVIB (Holanda), IDRC (Canadá), SIDA (Suecia), HIID (Universidad de Harvard), Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo, Organización de Estados Iberoamericanos (OEI). Ha sido consultor del BID y del Banco Mundial en preparación y evaluación de proyectos de mejoramiento de la calidad de la educación básica y media en Paraguay y Argentina. De igual forma, es destacada su participación como miembro del Grupo consultor experto en Reformas Educativos de la OEI y ha integrado el Grupo de Trabajo Académico Internacional convocado por la Subsecretaria de Educación Básicas de la Secretaria de Educación Pública de México (2009-2012). Ha realizado actividades de asesoría a políticas educativas en México, Guatemala, Honduras, Colombia, Ecuador, Perú, Paraguay, Bolivia y Argentina.
Ponemos a disposición del Jurado los antecedentes biográficos y las contribuciones a la educación en los ámbitos antes señalados, para su análisis y consideración. Estamos convencidos que ello justifica de manera contundente el reconocimiento que solicitamos en el Premio Nacional de Educación 2015.
Firman: