Al Presidente de la República y Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez
Al pueblo de Cuba y quien pueda interesar:
Compañeros, colegas, amigos, compatriotas con profundo pesar vemos la compleja situación que vive nuestra amada nación en medio de la más terrible pandemia que azota al mundo, que a su vez se ha traducido en el agravamiento de la crisis económica, en detrimento del desarrollo social y el bienestar del pueblo todo.
Ante ese contexto, nos enorgullece saber que Cuba no se ha dejado subyugar, ni desalentar, continúa con sus propios medios haciendo frente a cuantos obstáculos se les ponen delante, empezando por el mayor y más antiguo: el Bloqueo Económica y Financiero de los Estados Unidos, las más reaccionaria, genocida, extraterritorial e injusta política impuesta a una nación subdersarrollada, que sin embargo se levanta ante el mundo como modelo de solidaridad y esperanza de un mundo mejor.
Justo en estos tiempos de crisis, cuando la imagen de Cuba se vuelve más fuerte, pese a las campañas difamatorias de los grandes medios de comunicación, surge una nueva tipología para boicotear el derecho de nuestra patria a construir un sistema alternativo y más próspero para nuestra gente. La nueva guerra mediática que toma a las redes sociales, y a influencers, manipuladores, difamadores y de la peor calaña se ha vuelto una vía burda, pero lamentablemente efectiva para desacreditar al gobierno de la isla.
Cítese entre esos personajes protagónicos de la nueva farsa, a Otaola y más recientemente al llamado Paparazzi Cubano, seres realmente despreciables que usan el dolor ajeno, no precisamente para ayudar y salvar vidas como lo vienen haciendo los cubanos a lo largo y ancho del mundo. Otaola y el Paparazzi Cubano hacen un show de las penurias del pueblo, sabiendo que buena parte de ellas responden a la hostilidad del quienes llenan sus bolsillos.
Los sucesos del 11 de julio fueron una muestra del resultado de tales actores, porque lo peor no es la falta de humanismo y sensibilidad por parte de estos “seres”, sino que desde su posición de poder (porque sí poseen poder de influencia, al menos sobre los desinformados o los que guardan rencores contra la Revolución y ven en esas figuras representación, pésima por cierto), desde sus asientos en casa, frente la pantalla de YouTube OTAOLA Y EL PAPARAZZI CUBANO promueven prácticas discriminatorias, INTOLERANTES, de odio y violencia que ningún sistema debería sufrir IMPUNEMENTE.
Los cubanos de bien denunciamos por este medio las acciones de linchamiento mediático que a través de las nuevas tecnologías de la información, impulsan, pagan e instigan actores sin ningún prestigio, ni orgullo, que solo muestran lo peor de la sociedad. Hablan de libertad de expresión, y sin embargo como la lacra que son, y marionetas al fin, atacan a quien se oponga a su criterio o al de quienes les pagan, rememorando la persecución de los judíos y de los propios comunistas, solo por pensar y ser diferentes.
Testimonios hay, de gente nuestra, revolucionarios, hombres de buena voluntad y corazón puro, intelectuales, diplomáticos, gobernantes, que solo por simpatizar con Cuba, con la Revolución de los humildes, reciben acoso por privado, ofensas, bulos de falsas noticias que pretenden humillarlos al punto de hacerlos claudicar, sin embargo han sido más los que resisten, los que defienden el principio de con todos y para el bien de todos.
A nombre de esas personas que quieren a Cuba, y la desean libre de malos augurios, construyendo ese modelo de la país, que a diferencia del resto del mundo logró por más de un año controlar con su sistema de Salud la peor pandemia de historia; a nombre de los cubanos dentro y fuera del archipiélago exigimos al Gobierno que acuda a todas las herramientas jurídicas y derechos que tiene para penalizar a los principales promotores del desorden en Cuba y que solo PRETENDEN DIVIDIRNOS en bandos cuando LO PERENTORIO ES la UNIDAD.
Sirva pues este fragmento del histórico discurso de Fidel Castro, ante los intelectuales como razón principal para exigir nuestra justicia: la Revolución tiene también sus derechos; y el primer derecho de la Revolución es el derecho a existir. Y frente al derecho de la Revolución de ser y de existir, nadie —por cuanto la Revolución comprende los intereses del pueblo, por cuanto la Revolución significa los intereses de la nación entera—, nadie puede alegar con razón un derecho contra ella. Creo que esto es bien claro. (Junio de 1961 a dos meses de la victoria de Playa Girón)